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La madera crujió, y las paredes

cayeron y los dos cerditos
corrieron a refugiarse en la

casa de ladrillo del mayor.
El lobo estaba realmente

enfadado y hambriento, y
ahora deseaba comerse a los

Tres Cerditos más que nunca,
y frente a la puerta bramó:


- ¡Soplaré y soplaré y la puerta derribaré! Y se puso a soplar tan

fuerte como el viento de invierno

Sopló y sopló, pero la casita de ladrillos era muy resistente y no

conseguía su propósito.


Decidió trepar por la pared y entrar por la chimenea. Se deslizó
hacia abajo... Y cayó en el caldero donde el cerdito mayor
estaba hirviendo sopa de nabos. Escaldado y con el estómago

vacío salió huyendo hacia el lago


Los cerditos no le volvieron a ver. El mayor de ellos regañó a los
otros dos por haber sido tan perezosos y poner en peligro sus

propias vidas.

























Unidad 2 113
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